Durante tres meses, Gaza no recibió ningún convoy de ayuda humanitaria, lo que obligó a la parroquia a racionar los recursos disponibles para alimentar a los cristianos que viven en su interior y a algunas familias de los alrededores.
La situación en Gaza, en la Tierra Santa, continúa siendo “muy mala”, según el padre Gabriel Romanelli, responsable de la única parroquia católica del territorio.
Cuando estalló la actual guerra en Gaza, toda la población cristiana se refugió en la parroquia católica de la Sagrada Familia y en el recinto ortodoxo contiguo. Actualmente, la parroquia católica acoge a unas 500 personas —hombres, mujeres y niños—, incluidos un grupo de personas con discapacidad que son atendidas por las Misioneras de la Caridad.
En declaraciones a la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada Perú (ACN), el padre Romanelli explicó: “Dentro del recinto parroquial estamos lo mejor que podemos, aunque escuchamos muchos bombardeos, y a veces la metralla llega hasta aquí”.
El principal desafío del padre Gabriel, según comenta, es mantener el orden y la organización de la vida comunitaria en la parroquia. Esto incluye un horario regular con oración en silencio frente al Santísimo Sacramento cada mañana, rezo del rosario y celebración de la misa por las tardes.
Los numerosos niños que se encuentran en la parroquia reciben clases regularmente, con el objetivo de salvar el año académico. También se organizan actividades para niños, adolescentes y familias, además de grupos de estudio bíblico que se reúnen una vez por semana.
Los recursos que la parroquia recibe de benefactores se distribuyen entre todos los residentes y también entre familias musulmanas vecinas. Sin embargo, durante los últimos tres meses, Israel bloqueó el acceso de toda ayuda humanitaria. El 22 de mayo, se permitió la entrada de solo 90 camiones con ayuda, muy por debajo de los aproximadamente 500 camiones que se estiman necesarios diariamente. Esto obligó a la parroquia a adoptar medidas más drásticas.
“Durante tres meses no hemos recibido nada de ayuda. Por eso, ahora estamos racionando todo lo que tenemos, y solo después de eso podemos distribuirlo entre los refugiados dentro del recinto y las personas de afuera”, explicó el párroco. No obstante, comentó a ACN que recientemente logró distribuir agua tanto dentro como fuera del recinto parroquial.
Gaza se encuentra bajo asedio desde poco después de los atentados terroristas del 7 de octubre de 2023, perpetrados por Hamás y otros grupos yihadistas que operan en la zona. Israel respondió con una campaña de bombardeos y una invasión terrestre que continúa hasta el día de hoy, causando decenas de miles de muertes.
Alrededor de 52 cristianos —de una población que antes de la guerra era de aproximadamente 1,000 personas, entre ortodoxos y católicos— han muerto directamente por los ataques o por enfermedades debido a la falta de atención médica.
Aunque la mayoría de las personas se enfoca en sobrevivir, el padre Gabriel afirma que también ha detectado señales de enfermedades mentales, como depresión, entre los fieles. “Lo más grave es que nadie habla del fin de la guerra, del derecho a quedarse aquí, de reconstruir los hogares, de empezar de nuevo”, dice.
“Así que rezamos, y pedimos a todos que recen y trabajen por la paz”, concluye.