Más de 600 niños y jóvenes de Tierra Santa disfrutaron de una semana de diversión y libertad, gracias al apoyo de la Iglesia local y de la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada Perú (ACN). Este año, ante la escalada del conflicto entre Israel e Irán, la posibilidad de alejarse de los problemas cotidianos fue más importante que nunca.
Cada año, el Patriarcado Latino de Jerusalén organiza campamentos de verano en Palestina e Israel para jóvenes cristianos. Desde el inicio de la guerra en Gaza, estas actividades se han vuelto aún más relevantes. Y en esta ocasión, con el estrés añadido del conflicto con Irán desde junio, el respiro que representan ha sido invaluable.
El padre Louis Salman, capellán de la Juventud de la Patria de Jesús (YJH, por sus siglas en inglés), que trabaja con jóvenes cristianos en Cisjordania, relató que se encontraba con un grupo de niños pequeños cuando Irán lanzó los primeros misiles contra Israel. Describe el miedo que todos sintieron:
“Los cohetes comenzaron a sobrevolarnos un día después de que iniciáramos el campamento. Naturalmente, los niños estaban asustados, y sus padres nos llamaban para llevárselos. Sin embargo, logramos convencerlos de que los dejaran quedarse”, cuenta el padre Salman a ACN.
Finalmente, esa decisión resultó positiva:
“Recibíamos alertas por teléfono entre 10 y 15 minutos antes de cada ataque, así que los reuníamos en un salón, creábamos un ambiente festivo o les hablábamos de Jesús para que no se dieran cuenta de lo que pasaba. Fue mejor para ellos estar con nosotros que en casa, porque aquí estaban acompañados, entretenidos, y les ayudábamos a no tener miedo. Aun así, fue una experiencia muy extraña”.
La YJH organiza cinco campamentos que benefician a 500 jóvenes de distintas edades, incluyendo uno para menores de 22 años que ya trabajan. La formación en la fe es central, pero, sobre todo, explica el padre Salman, los campamentos ofrecen a los jóvenes una visión de una vida distinta:
“Es muy importante porque aquí pueden respirar libertad. En sus casas no pueden visitar a sus amigos por los puntos de control. Por eso, esta experiencia es fundamental”.
“¡Pueden volver a ser niños!”
Al mismo tiempo, se organizan otros campamentos para jóvenes católicos de habla hebrea, quienes enfrentan realidades muy distintas.
Monika Faes, coordinadora pastoral laica del Vicariato de Santiago, explica a ACN lo crucial que son estas oportunidades para los niños de su comunidad:
“La mayoría son hijos de migrantes indocumentados que ya están traumatizados por el miedo constante a ser deportados. Además, han tenido que pasar hasta doce días en refugios antiaéreos. Por eso, llevarlos a los campamentos —donde aplicamos un enfoque sensible a sus traumas— les da la oportunidad de volver a ser simplemente niños”.
La catequesis que se realiza durante el año continúa en estos espacios, y los comentarios han sido muy positivos:
“Algunos nos han dicho lo importante que fue para ellos tener esos momentos de conexión con Dios y contar con el acompañamiento del equipo pastoral y de los sacerdotes. Eso es muy valioso porque son una minoría: lo son por ser indocumentados y también por ser cristianos. Esta experiencia les da fuerza para seguir caminando con Jesús”.
Una ayuda que cambia vidas
Aunque trabajan con comunidades diferentes y desafíos diversos, tanto Monika Faes como el padre Louis Salman coinciden en que sin el apoyo económico de ACN, estos campamentos no serían posibles:
“Esta ayuda es vital. Los padres trabajan duro, pero no pueden cubrir el costo total de la participación de sus hijos. Los gastos adicionales siempre corren por cuenta del vicariato, y como somos un vicariato muy pequeño, estamos profundamente agradecidos a ACN”, concluye Monika Faes.